viernes, 27 de junio de 2008

LA APORTACIÓN DE ELISABETH SCHUSSLER FIORENZA


Elisabeth Schüssler Fiorenza es una teóloga y biblista de origen alemán que emigró a los años 70 a los EEUU junto con su marido, Francis Fiorenza, también teólogo de renombre dedicado a la teología sistemática. Se habían casado en Alemania y Karl Rahner, amigo y compañero suyo, presidió la eucaristía de su boda. Como fecha de boda escogieron el día en que según el calendario litúrgico oficial tocaba leer como segunda lectura de la eucaristía el pasaje de 1Cor 11,3 que dice: "Pero quiero que comprendáis que todo hombre tiene a Cristo por cabeza, el hombre es cabeza de la mujer, y Dios es cabeza de Cristo". ¿Quizás os preguntaréis, cómo puede ser que precisamente esta pareja escogiera para casarse el día que tocaba proclamar este texto? Eso lo hicieron porque como a los novios les es permitido cambiar las lecturas de la celebración, pudieron suprimir 1Cor 11,3 y así consiguieron que al menos el año del reconocimiento oficial de su amor en el seno de la Iglesia, ésta no proclamara como palabra de Dios en su parroquia un texto que de forma tan evidente violentaba su propia experiencia de Dios y de la relación que los unía. Si la relación igualitaria que los unía era signo del amor de Dios - y, de eso, ellos no podían dudar -, cómo podía serlo también la premisa de Paz: "el hombre es cabeza de la mujer"?. Antes que Elisabeth Schüssler, ya Lucy Stone, la delicada pero insobornable pionera feminista norteamericana del final del s. XX, se había negado a casarse con su querido si la Iglesia insistía a imponerles un ritual que la obligaba a ella a prometer que se sometería a él y a él a prometer que la protegería a ella. Después de muchos años, Lucy Stone consiguió "dispensa" para cambiar la fórmula y pudo casarse sin tener que contradecir sus principios, pero no hace mucho, en Montserrat, todavía oí que en una boda utilizaban la fórmula de la sumisión/protección, así que supongo que es todavía vigente. El matrimonio Schüssler-Fiorenza tuvo que emigrar a los EEUU porque en Alemania (como en toda Europa si no me equivoco) las facultades de teología católicas están bajo jurisdicción eclesiástica (el obispo puede vetar a los profesores que no considera adecuados para el cargo) y en Elisabeth Schüssler no le ofrecían ninguna plaza. En los EEUU, mujer y marido obtuvieron la primera plaza de profesores en la Universidad Católica de Notre Dame. En los años 80 cambiaron de facultad y se incorporaron a la Divinity School de la Universidad de Harvard. En ambas facultades, no hay que decir (o quizás sí que hay que decirlo y repetirlo, eso sí, con mucha paciencia) que el ofrecimiento de Francis Fiorenza va ser tenido como superior al sueldo de Elisabeth Schüssler, sólo por el hecho de ser él un hombre y ella una mujer. Pero también tenían que alimentar a Chris, su hija, hoy médico, y aceptaron las condiciones injustas tal como las aceptamos nosotros y como tienen que aceptarlas millones y millones y millones de mujeres y hombres en todo el mundo. Eso sí, no dedicando semillas a la vida, sino cada uno desde su lugar y de la manera que Dios le dé a entender, para que las injusticias puedan ser un día superadas o, como mínimo, para que no se las pueda nombrar tranquilamente y sin que nadie alce la voz "paz y bienestar" ni, todavía menos, "Reino de Dios".

Elisabeth Schüssler ocupa actualmente la cátedra Krister Stendahl de Sagrada Escritura e Interpretación en la Harvard Divinity School. Ha sido la primera mujer presidente de la Sociedad (Norteamericana) de Literatura Bíblica (1987). Su libro más conocido es En Memoria de Ella (1983), del cual hablaremos acto seguido, y sus publicaciones incluyen también: El libro del Apocalipsis: Justicia y Juicio (1984), Pan y no Piedras: El Reto de la Interpretación Bíblica Feminista (1986), El Apocalipsis: la Visión de un Mundo Justo (1991) y Pero Ella Dijo: la Retórica de la Interpretación Feminista de la Liberación (1992).

Es fundadora y co-editora del Journal of Feminist Studies in Religion y ha editado en colaboración tres números de la revista Concilium: El Holocausto como Interrupción (n.175); Las Mujeres, Invisibles a la Iglesia y a la Teología (n.182); y Maternidad: Experiencia, Institución, Teología (n.206).

El año 1983, Schüssler Fiorenza publicó su mundialmente famoso In Memory of Her (En Memoria de Ella), subtitulado "una reconstrucción teológica feminista de los orígenes cristianos". El libro ha tenido una anchísima difusión (publicado en inglés, fue traducido al holandés, japonés, coreano, alemán, francés, castellano, italiano y sueco). Como remarcó la autora en el año 1994 con motivo del décimo aniversario de la publicación de en Memoria de Ella, el libro iba dirigido a un público doble: por una parte al público especializado (biblistas, teólogos/as, historiadores/as...), y por otra a mujeres pertenecientes al ámbito académico o eclesial que podían no tener ninguna formación previa sobre el tema. ¡Todo un reto conseguir ser relevante a dos audiencias tan diferenciadas! ¡El resultado fue que el libro no sólo consiguió interesar a ambas audiencias, sino que - ¡oh, sorpresa! - ¡una detrás de la otra, las "mujeres sin preparación previa" que lo estudiaron en grupo y lo discutieron entre ellas aplicándolo a su situación de vida, entendieron mejor los conceptos-clave del libro y sus implicaciones prácticas, que la mayoría de profesores (y profesoras) universitarios que se lo leyeron en su despacho.

Según afirma la autora:

"En Memoria de Ella empieza con la premisa fundamental de que en el pasado, las mujeres no han sido sólo discriminadas y victimtzadas; sino que han sido también agentes de la historia que han producido, definido y sostenido la sociedad en general y las relaciones socio-religiosas del cristianismo primitivo en particular".

Y añade:

[El objetivo del libro es ayudar a] "aprender a leer los textos bíblicos no como 'palabra de Dios' o como afirmaciones doctrinales, sino como testimonios de la lucha entre la praxis igualitaria del cristianismo primitivo y la praxis de sumisión patriarcal"

Para los que no hayáis leído el libro, vale la pena recordar aquí la imagen central que utiliza a la autora como metáfora, en la cual hace referencia el título del libro. Se trata del pasaje de Marco 14, 3-9 (traducción de la BCI):

Jesús se encontraba en Betania, en casa de Simón el Leproso. Mientras estaba en la mesa, vino una mujer que llevaba un frasco de alabastro lleno de un perfume de nardo auténtico y muy costoso. La mujer rompió el frasco y vació el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados: ¿'De qué sirve tirar así este perfume? Se habría podido vender por más de trescientos denarios y dar el dinero a los pobres'. Y la censuraban. Pero Jesús dijo: ¡'Dejadla! ¿Por qué la molestáis? Ha hecho conmigo una buena acción. Pobres, tendréis siempre con vosotros, y los podréis hacer el bien siempre que queráis; en cambio, no siempre a mí me tendréis. Esta mujer ha hecho lo que podía hacer: se ha anticipado a ungir mi cuerpo preparándolo para la sepultura.

Y ahora viene el fragmento que nos interesa particularmente. Dice a Jesús:

Os aseguro que, cuando el evangelio sea anunciado por todo el mundo, también recordarán a esta mujer y dirán eso que ha hecho.

Este último versículo traducido literalmente dice:

Os aseguro que, cuando el evangelio sea anunciado por todo el mundo, HABLARÁN DE LO QUE (ELLA) HA HECHO, EN MEMORIA DE ELLA.

Afirmación extraordinaria que el evangelista pone en boca de Jesús. Cuando el evangelio sea anunciado por todo el mundo ... hablarán ... en memoria de ella, es decir, no se puede proclamar el kerigma cristiano sin recordar lo que ha hecho la mujer (hablarán de lo que ella ha hecho), pero, sobre todo, sin recordarla A ELLA. No dice "hablarán de ella con el fin de recordar lo que ha "hecho", sino "hablarán de lo que ha hecho con el fin de recordarla a ella". El recuerdo de lo que han hecho las mujeres y, sobre todo, el recuerdo de las mujeres, del hecho de que han existido y pensaban, sentían y amaban y, pensando, sintiendo y amando hacían y hacen, no importa si conscientemente o inconsciente, historia; hacían y hacen, junto con los hombres, el mundo. Hacían y hacen, junto con los hombres, el Reino de Dios. ¿Cómo podemos anunciar el Reino de Dios sin hablar de las mujeres?

Aquí viene a situarse, aunque pueda parecer un poco densa, la cita de Hanah Arendt con que Elisabeth Schüssler encabeza la reedición del libro En Memoria de Ella:

Si bien es verdad que toda reflexión se origina de un recuerdo, lo es también que no hay ningún recuerdo que pueda considerarse seguro hasta que no se condensa y destila en un marco de nociones conceptuales en el seno del cual puede afirmarse y desplegarse ... Lo que redime los asuntos de los mortales de su intrínseca futilidad no es nada más que este hablar que no cesa, este hablar de que a su vez ocurre fútil a no ser que ciertos conceptos, ciertos indicadores de camino útiles para un recuerdo futuro o, simplemente, para la orientación presente, emerjan de éste hablar.

2 comentarios:

Eugenia dijo...

Excelente reseña, muchas gracias. Solo he leído En memoria de ella. ¿Existen obras suyas disponibles en formato digital? Es muy difícil encontrar estudios bíblicos o teológicos disponibles de esta forma y cada vez es más difícil comprar libros en Latinoamérica.

Gerson Oduver Leiva dijo...

Su artículo me parece, bien estructurado e inscrito en tiempos modernos. Donde parece que las mujeres no tenemos cabida, aún así estamos en la cabeza de la cadena. El patriarcado quiere manejar a las mujeres, aunque podamos manejar asuntos de índole comercial e internacional, prevalecemos, firmes.